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Coral Campopiano: “Me convertí en una abanderada de la lucha contra la violencia de género”

Coral Campopiano.

Cuando en 2020 el mundo se paralizó y muchos artistas se encontraron en medio de un presente incierto, Coral Campopiano decidió comprometerse con una causa social, sin imaginar las repercusiones que iba a tener su trabajo. Al ver que en Canadá se estaba difundiendo un gesto con las manos para que las mujeres que, en plena pandemia, estaban sufriendo violencia de género pudieran pedir ayuda, no lo dudó y buscó la manera de que su música ayudara a que pasara lo mismo en nuestro país. Así nació su tema “Fosforescente” y su video en el que decenas de figuras de distintos ámbitos se sumaron para hacer “la señal de ayuda”.

 

Pero su iniciativa no quedó solo en una canción y un videoclip, sino que decidió dar un paso más y armar un proyecto de ley para que el uso de la señal se implemente a nivel nacional. “Me di cuenta que ante la necesidad enorme que tenemos de combatir la violencia de género, era darle poco uso a la señal, porque se limitaba a difundirla en las videollamadas durante la pandemia. Por eso armé un proyecto de Ley, para que se instale como una herramienta de uso para la violencia de género y que se pueda usar a otros ámbitos: a un médico si estás en un hospital, a un profesor si estás en el colegio, para que todas las autoridades que tienen que ver con el estado sepan que significa y puedan actuar cuando la vean”, explica la cantante, que se graduó como Licenciada en Arte Dramático en Estados Unidos y abogada en la Universidad de Buenos Aires.

 

En los últimos meses su campaña fue declarada de interés por el Senado de la Nación, por la Magistratura de CABA y por la ONU Mujeres, entre otros organismos que vienen destacando su trabajo. “Mi objetivo es que el Estado se una para que el Ministerio de la Mujer pueda llevar adelante la campaña”, aclara. Y destaca: “Dedicarle tanto tiempo a algo que no tiene nada que ver con uno mismo, te pone en perspectiva. Ayudar a otro es más lindo que ayudarse a uno mismo”.

 

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-A diferencia de otras canciones que hablan sobre violencia de género, “Fosforescente” es optimista y alegre. ¿Fue algo buscado?

-Yo no quería hacer una canción bajón, hablando de golpes. La violencia de género se mide a través de femicidios, lamentablemente, y ese es el último eslabón. Hay mucha violencia dándose constantemente y hablar de golpes no es necesariamente hablar de violencia de género. Para la señal, quería dar un mensaje esperanzador, con un tema alegre. La letra habla de esa fuerza que sale de vos misma para poder pedir ayuda y plantarte para salir de esa situación tan fea. Soy consciente de que es muy difícil salir, porque uno habla desde la educación, de tener una casa, comida y herramientas, pero hay mucha gente que pasa por situaciones espantosas y no tienen nada.

 

-¿Cuáles son las repercusiones del público, más allá del reconocimiento del Estado que recibiste?

-Escribí el tema inspirándome en historias de mis fans que han pasado por violencia, más las situaciones feas que he vivido, como casi todas las mujeres de este país, y me convertí en una abanderada de la violencia de género, porque muchas mujeres me contactan para contarme sus experiencias. A pesar de que saben que no ejerzo como abogada, trato de ayudarlas y contactarlas con gente que maneja el tema. Lo agradezco, lo aprecio y también me parte el alma.

 

-A los 13 años firmaste tu primer contrato discográfico, ¿Cómo empezaste tan chiquita?

-Siempre canté. Mi mamá me hacía cantar para mi familia, mi papá es abogado pero canta y toca la guitarra, tengo un tío guitarrista… En mi casa siempre había mucha música y para mí era una forma de expresión. Además tuve unos padres muy locos, que tuvieron un divorcio espantoso y mi refugio era escuchar música, componer canciones, jugar a ser cantante, a ser actriz, disfrazarme. Era mi salida a todo lo que pasaba en mi casa que no era muy normal. A los 13 firmé un contrato con una compañía jinglera. Sentía un placer enorme en hacer música, era un mundo aparte hermoso y empecé a cantar en el barrio, Villa Devoto, y había varias bandas, como los Ratones, Los Piojos, Memphis la Blusera, JAF y empecé a tocar con ellos. Decía que era más grande, porque era alta y no se notaba. Mis papás me dejaban ir a hacer los coros a los boliches y una de las presentaciones, canté y toqué la guitarra y ese día me contrataron para sacar mi primer disco.

 

-¿Cómo era estar en ese ambiente siendo adolescente?

-En mi casa confiaban un montón. Eran re vagos porque no me iban a llevar al boliche, ni acompañar a un casting de Cris Morena. Entonces iba sola o con amigos, porque por lo general eran más grandes y me llevaban en auto, hablaban con mi mamá para hacerme la gamba y hacían de managers. Yo bajaba del escenario y tenía que volver a mi casa.

-Desarrollaste la mayor parte de tu carrera en Estados Unidos ¿Qué te llevó allá?

-Estaba esperando que saliera mi primer disco, “Salir a caminar”, y me ponían muchas trabas. En el enojo me fui de vacaciones a Miami con un amigo y cuando llegué, me aburría en la playa y empecé a tocar la guitarra y a cantar en la peatonal. Enseguida se llenó de gente y me invitaban a tocar en sus negocios y ahí empecé a trabajar. Conocí a muchos artistas importantes, como Iggy Pop, Lou Reed, que me animaron a probar suerte en Nueva York. Rompí mi contrato y me quedé allá. Fue impensado y ahí me di cuenta de mi potencial. Fue la mejor experiencia del mundo, pude hacer lo que quería, estudié sin parar, estudié con y para gente increíble, como Joss Stone, Dido, John Legend.

-Y con una carrera sólida allá, decidiste volver a la Argentina.

-Volví pensando en que iba a ir y volver, entonces no me hacía ruido. Este es el primer año que, debido a la pandemia, no estoy yendo y viniendo. Extrañaba mucho, porque fueron muchos años afuera sola, trabajando sin parar, con muchos amigos pero son muchos los que se quedan 13 años en Nueva York, como me pasó a mí. Me daba un poco de angustia la soledad y a la vez, quería traer al país un poco de todo lo que había aprendido afuera.

 

-”Uno no es profeta en su tierra”, dice un refrán popular. ¿Aplica a tu caso?

 -Siento que se me valoró muchísimo más en Estados Unidos de entrada, porque empecé a hacer carrera tocando en la calle, después en boliches y terminé cantando para Patti Smith, Angelina Jolie, Michael Jackson, Bill Clinton, David Bowie, en el Super Bowl, en la fiesta de los Grammys. Fue rápido, pero hoy estoy en un buen momento y en buen camino para que entiendan lo que soy, que empecé de chiquita con mucha convicción y amor y nunca dejé de hacerlo a pesar de las adversidades, que han sido muchísimas. Creo que todo ese esfuerzo y la perseverancia pagan y la gente que me desestimó en su momento se dan cuenta que no era un invento ni una oportunista, sino una artista.

 

-Estás trabajando en tu octavo disco de estudio…

– Sí, y voy a lanzar “Algo mejor”, el cuarto tema del disco que es muy especial porque es el tema que más me gusta de los que escribí en mi vida. Surgió rápido, honestamente, con el corazón completamente abierto y creo que pude plasmar en la letra y la música lo que realmente me estaba pasando. Es una balada medio rockera, blusera, sentida, con una letra que va para todos hoy, porque tiene un mensaje de mucho dolor, pero sobrevive una esperanza muy grande. Creo que la gente se puede sentir identificada por lo que estamos viviendo.

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