Espectáculos

Fabián Vena: “Paula Morales me enseñó a vivir”

@perez_daro

Del otro lado del teléfono, en Villa Carlos Paz, atiende Fabián Vena en horas en las que no está en su rol de actor ni de director, sino con una tarea más difícil: pedir a su familia que deje de hacer tanto alboroto para poder responder las preguntas de DiarioShow.com. “La autoridad que me queda es poca. No me dan bola”, bromea, aunque se escucha cómo el barullo se calma. Más tarde, a través de las palabras de Fabián, se comprobará el respeto que se tiene en su casa por su oficio, de modo que no extraña esa complicidad cuando llega la hora de trabajar.

Así, entre ser padre de familia y artista, atraviesa esta difícil temporada con la alegría de protagonizar y dirigir la obra “El test”, que tuvo mucho éxito en la plaza veraniega, luego recaló en Quality Espacio, en la capital cordobesa, esta semana comienza su gira por Córdoba y, si la actividad se mantiene, se hará a nivel nacional durante el año. Una pregunta sobre la ambición de dinero es el disparador de la obra: “¿Qué elegirías: cien mil dólares ahora mismo o un millón en diez años?”. Así se genera la duda en los cuatro personajes de esta comedia, interpretados por Paula Morales, Emilia MazerAlejandro Müller y el mismo Vena.

Sobre ello, Fabián comenta: “Estamos muy felices, eufóricos desde el arranque. Lo vivo como actor desde arriba del escenario y con la mirada del director desde afuera, así que resulta particular”.

De alguna manera debe hacer convivir el intérprete con el que se encarga de dar las órdenes, y por ello explica: “En este caso, el director gana, porque ha funcionado todo tan bien, recibir la satisfacción inmediata del público a nuestras ideas es enorme. La pienso más como director, en este caso. Los personajes son muy verosímiles, muy identificables para el público, y el género está absolutamente respetado y sacándole todo el jugo. Me toca estar arriba, pero, si estuviera en la última fila viendo cómo funciona todo, estaría muy feliz. Muy contentos y afortunados por estar trabajando en este momento”.

Con Morales, Emilia Mazer y “Huevo” Muller hace “El Test”.

-¿Cómo funciona para el resto del elenco tu doble función?

-Es curioso ese equilibrio. Lo importante es trabajar con gente idónea, en dos aspectos fundamentales, el humano y el profesional. En esos sentidos, como director estoy trabajando con grandes actores y actrices. Tuvimos muy poco tiempo para planear y estrenar la obra, así que teníamos que poner el oficio en primer plano. Para eso necesitás el oficio, la conciencia de laburo y, fundamentalmente, la generosidad de entregarse y el ánimo de superarse para crecer. Paula ha sido la gestora de que hoy yo esté recorriendo mi camino como director, entonces es para mí la primera persona de prueba. Así y todo, a varios años de estar ejerciendo esta actividad, en estos roles nuevos sigue siendo una persona con la que sigo entrenando.

Paula Morales, es, además de su compañera laboral, su esposa desde 2014, su gran consejera y ahora también coprotagonista en esta obra. Aunque la superposición de roles podría ser conflictiva para la pareja, él aclara que en realidad ella es la gran generadora de mucho de lo que vemos. “Estamos juntos por química pura, nos enamoramos y cada vez estamos más enamorados. Hay una unión que se la adjudico a muchas cosas, y una de ellas es el apasionamiento que tenemos por el laburo. Es muy difícil encontrar en una profesional las ganas constantes de crecimiento”.

La personalidad de ambos, según Fabián, los empuja a evolucionar: “Uno en algún momento puede decir ‘basta, hasta acá llegué y de ahora en más veo qué hago’. Que sería normal. Pero en ella es notoria su necesidad de seguir mejorando. Y yo soy conocido en mi generación de ser pesado y aburrido hablando de la técnica. Entonces nos agarramos el roto para el des- cosido, porque funciona así con nosotros. Desde que empezamos a salir nos preguntamos cómo nos fue en tal función, lo debatimos. Nos aconsejamos”.

-¿Y surgió algo más de esos consejos?

-Cuando ella comenzó a notar que mis consejos la ayudaban, fue la primera en decirme que tenía que dar clases y dirigir. Yo he tenido mucha suerte de encontrarme siempre con gente muy talentosa, y me parecía lejana la posibilidad de medirme como profesor o director. La gente había nacido para eso, y yo no quería salir de mi foco. Pero esa simpleza contundente de mi mujer, que me tiró esa frase y, a partir de ahí, empecé a hacerme muchas preguntas impiadosas tratando de responderme ‘no lo hagas’. Hace cinco años nació mi escuela y nunca dejé de enseñar.

Paula, su esposa, es su coprotagonista en 'El Test'.
Paula, su esposa, es su coprotagonista en “El Test”.

-¿Hay un escape del mundo del teatro?

-Sí, y en ese sentido ella es mi maestra también. Hay algo de esta obsesión por el laburo que me salvó la vida. Y tiene que ver con ser profundamente agradecido con lo que hago, afortunado, trabajando casi sin restricciones. Eso le dio sentido a mi vida, un orden, un valor. Pero también parte del recorrido propio, es probable que haya estado mucho tiempo dedi- cado a eso y no sabía lo que era vivir. La llegada de Paula a mi vida tiene que ver con eso. Ella disfruta mucho de vivir. Y que avala y busca como se puede vivir y disfrutar. Me quedé recontrapegado a esa idea y me gusta aprender de ella. Gracias a eso, también me di cuenta de lo importante que era vivenciar, porque esas experiencias son las que el actor luego va a transmitir.

-¿Y cómo experimentaste la cuarentena?

-Durante la pandemia, además de padecer el encierro, el miedo, el actor también perdió su ser social, que es tan importante; nos han aletargado durante tanto tiempo.

-Cada vez más amigo de la dirección, ¿fue una especie de prueba a futuro esto de abandonar el oficio?

-Mis grandes amigos de todos los tiempos tienen una conexión especial con el oficio. Cuando arranqué la escuela, varios de ellos se asustaron un poco, porque temían que abandonara al actor. Cuando tenés determinada edad, el caño (la voz) que está perfecto, la madurez en la voz, en la cabeza, y la expresividad, es un momento clave, estás en lo mejor de tu carrera. Lo tuve en cuenta, y siento que dejar de actuar sería matar a mi ser público, que es muy importante. Por eso no creo que esté en peligro el actor, porque hay algo de la acción. Me gusta poner el cuerpo. Tengo más recuerdos felices de mi vida arriba del escenario que de abajo. Me muevo con mayor naturalidad ahí. Esa naturaleza no voy a soltar.

HOMBRE DE FAMILIA

Si bien durante la pandemia todos se refugiaron en sus hogares, y aquel ser social del artista quedó entre las sombras, apareció para Fabián el ser familiar. Con una familia ensamblada, entre las dos hijas que tiene con Inés Estévez, Vida y Cielo, el hijo de Paula, Benicio, y Valentino, el que tuvieron en común, debieron organizar un universo de seis personas.

Al respecto, revela: “La pasamos coordinando con los otros respectivos padres de la familia ensamblada, de una nueva manera. Tengo a mis hijas con una tenencia compartida y el cincuenta por ciento de sus vidas están conmigo, y hubo que ensamblar de alguna forma una nueva dinámica. Atravesamos todo ese tiempo como pudimos, con diferentes momentos, como todos, con cierta organización, yo no he parado de trabajar con la escuela de teatro y eso me dio muchísima labor”.

Pero, a pesar de lo caótico que suena el resumen, deja un espacio para hablar del lado positivo de la situación: “Vivimos algo que no podemos vivir casi nunca, que es el hecho de estar en casa. Desaparecemos porque tenemos que trabajar afuera. Están las funciones a la noche, están las notas, están las giras, las clases, y en ese sentido nos limita la permanencia en casa. Fue muy placentero poder ordenar la alimentación de la familia”.

Numerosa familia, con Paula, Vida, Alma, Benicio y Valentino.
Numerosa familia, con Paula, Vida, Cielo, Benicio y Valentino.

“El acto de cocinar sabiendo que estás alimentando a tus hijos es algo que no se puede hacer casi nunca en la normalidad, porque siempre estás corriendo, en otro mundo. En el ámbito personal y escolar, tenía mi agenda armada y era peor que la que tengo antes de un estreno. Zoom acá, allá, son cuatro en edad escolar, en ese baile estuvimos todos y nos hizo muy bien”, detalla.

Finalmente reflexiona, volviendo al presente, aquel que lo tenía a los gritos pidiendo un poco de silencio en la casa: “Para venir a Carlos Paz era fundamental poder hacer lo que nos gusta, vivir de lo nuestro, y a la vez darle un poco de pile y otra oxigenación a los chicos después de un año encerrados. En definidas cuentas, el año fue una búsqueda interna y es rico saber que estamos en la misma situación y nos convocaba algo en lo que podíamos curtirnos. Hay que salir a encontrar la nueva versión de uno mismo”.

Esa búsqueda, para el artista, debe ser natural y no forzada. Prueba de ello es su respuesta ante qué deseo o cuenta pendiente le queda por resolver: “Sería un insaciable de pedir más. Tengo muchas cosas, conseguí mucho. Trabajar en plena crisis, poder dirigir, enseñar, tener un teatro que funciona como una sala alternativa. Vivir enamorado de mi mujer, mi familia y mi profesión… sería un desubicado si pidiera más cosas. Sólo querría seguir manejándome en esos márgenes de creatividad, con salud y diversión, algo que no nos tenemos que olvidar nunca. Es juego, tenemos que evitar lo solemne, lo formal, lo duro, porque la esencia de nuestro laburo es jugar”.

Y el cierre de esa teoría, cual moraleja de cuento, es un análisis que abarca desde lo particular de su trabajo hasta lo universal del vivir: “En este arte, al mismo tiempo que se hace, se está muriendo, desaparece, no queda nada. ¿Pasó algo grave? Nada. Quedarán movilizados actores y público por lo que pasó. Eso es magia, la que te propone el teatro, eso profundo y efímero a la vez es muy rico de transitar, y hay que vivirlo desde allí”.

LA TV, UN ROMANCE QUE NO SE OLVIDA

“Siempre tengo ganas de hacer televisión”, Fabián Vena

'La banda del Golden Rocket', uno de sus primeros éxitos en TV.
“La banda del Golden Rocket”, uno de sus primeros éxitos en TV.

Cuando cumplió los 18 le llegó una gran oportunidad para trabajar en la tevé, “Socorro, quinto año”, y un año más tarde, “La banda del Golden Rocket”, los dos programas que le otorgaron gran popularidad. Aunque luego participaría en grandes y recordadas producciones, ya no es común ver a Fabián en la pantalla chica.

Según su punto de vista, “siempre vi la televisión como una gran posibilidad de llegada, pero también creativa. Yo entré en la televisión sabiendo que no podía traicionar ni una sola gota de lo que me habían enseñado. La esencia de la actuación es la misma y tenía mucho terreno por recorrer”.

Menciona que es un terreno en el que le gustaría volver a caminar, pero con sus condiciones: “Siempre tengo ganas de hacer televisión, pero poniéndole una mirada conceptual al producto televisivo”. Aunque no puede adelantar mucho, Vena prepara para 2021 una miniserie en Flow que sorprenderá por su calidad actoral.

Y analiza sobre este momento particular de los medios: “Me resisto a la idea de que se termine la ficción en la televisión de aire. Si siguen pasando novelas de lata es porque al productor le conviene, la gente encargada de comprar esos productos tiene que abrir el espectro y ver las historias que nosotros tenemos”.

Por D.P.

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