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“Súpercontagios”: demuestran que el coronavirus se transmite por aerosoles

Los “súpercontagios” que ocurren cuando una persona con coronavirus contagia a la mayoría de los que participaban con ella en una reunión y la evidencia de mayor infección en lugares cerrados demuestran que los aerosoles que se emiten al respirar tienen un rol fundamental en la transmisión del SARS-Cov-2, aseguró el investigador español José Luis Jiménez.

Profesor de la Universidad de Colorado, Estados Unidos, y uno de los 239 científicos que pidieron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que reconociera el papel preponderante que juegan los aerosoles en la pandemia, Jiménez brindó una conferencia virtual para Argentina en el marco del las jornadas organizadas por el Instituto de Ciencias de la Computación y el Instituto de Cálculo (ambos FCEN-UBA/Conicet).

Allí abordó “los modos de transmisión del SARS-CoV-2 y cómo protegernos: lo que sabemos ahora”

“Sabemos que la enfermedad se puede transmitir por tocar una superficie y llevarnos la mano al ojo; sin embargo, hay acuerdo de que esto representa un porcentaje muy bajo de los contagios y que la mayoría se dan de una o dos maneras”, comenzó recordando Jiménez.

El especialista mencionó que “una de esas formas es por las ‘gotas balísticas’ que se expulsan al hablar, toser o estornudar, que salen de una persona y le tienen que llegar a la otra al ojo, nariz o boca; la otra manera son los aerosoles que emitimos al hablar, que son más pequeños y por eso permanecen en el aire y que infectan al ser inspirados por inhalación, aunque también se depositan en el ojo, pero esto en menor medida”.

Según un relevamiento que realizó Jiménez junto a su grupo de investigación de la Universidad de Colorado “sobre toda la bibliografía científica que existe, aunque la OMS indique que las gotas son las que prevalecen como causa de contagio, los aerosoles tienen más evidencia”.

En ese sentido, Jiménez destacó los “casos de superpropagación” o “supercontagio”. “El más famoso fue el coro de Estados Unidos, Skagit, que se reunió respetando la distancia por dos horas y media a cantar; una persona estaba infectada y de los 60 participantes se infectaron 52, incluyendo quienes estaban 13 metros por detrás de la persona infectada”, describió.

El especialista trabajó con ese coro para determinar las vías de transmisión y tras despejar otras formas de contagio concluyeron que se había dado por los aerosoles.

“La persona infectada no había tocado ninguna superficie, había ido al baño pero sólo fueron otras tres a ese baño; tampoco había hablado con nadie durante esas horas”, describió Jiménez.

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Y añadió que “otra prueba fuerte es que uno se contagia más en interiores que en exteriores; si la mayoría del contagio fuera por las gotas, no importaría si estás adentro o afuera a menos que haya mucho viento”.

En ese contexto, sostuvo que “lo que nosotros pensamos es que la distancia social efectivamente disminuye el riesgo de contagio porque la persona va a respirar menos del aire exhalado por la persona infectada; pero en una habitación cerrada, aunque estemos lejos, la concentración de aire exhalado se va acumulando y entonces uno termina inhalando el virus”.

El profesor universitario señaló que la OMS aseguró “al principio que el virus no se transmite por el aire” pero hoy “ha suavizado ese mensaje diciendo que ‘tal vez’ puede transmitirse por esta vía”, lo que, según interpretó, se debe al desconocimiento sobre aerosoles y a una tradición errónea de pensamiento acerca de que las enfermedades respiratorias se contagian por gota.

Luego de explicar el trayecto que recorre cada partícula hasta caer al suelo dependiendo de su tamaño, el especialista señaló que “para que algo que sale de mi hablando pueda llegar a otra persona tiene que tener por lo menos 300 micras, es decir, un tercio de milímetro y hay muy pocas de esas gotas”.

“En efecto se estima que por cada mil aerosoles hay una gota, que esa gota tiene una sola oportunidad de llegar al ojo, nariz o boca; sin embargo, los aerosoles salen y se quedan flotando, y las oportunidades de respirarlo son muchísimos más grandes”, añadió.

En agosto pasado, investigadores de la transmisión aérea de la Covid-19 concluyeron luego de un encuentro convocado por las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de los Estados Unidos que “la evidencia científica acumulada a favor de los aerosoles como importante vía de contagio es indiscutible”.

Además señalaron que el límite de tamaño de las partículas que separa a las gotículas de los aerosoles es 100 μm (y no 5 μm como ha venido señalando la OMS). El micrómetro, micrón o micra es una unidad de longitud equivalente a una milésima parte de un milímetro y su símbolo es µm.

“La relevancia de este límite es que los aerosoles pueden permanecer en el aire desde minutos hasta varias horas, acumulándose en condiciones de mala ventilación y, por lo tanto, causar contagio a más de dos metros de distancia”, señalaron por su parte la investigadora del Conicet Andrea Pineda Rojas y su par del Laboratorio de Virología del Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Iquibicen) Sandra Cordo en una carta pública.

Las especialistas destacaron que “en este contexto debe hacerse una urgente revisión de las medidas de prevención que se recomiendan para cada tipo de actividad, especialmente las que se refieren a ambientes cerrados”.

Y añadieron que “en particular debería enfatizarse en el uso de mascarilla con buen ajuste a toda la cara, mantener distancia de al menos dos metros, hacer ventilación continua de ambientes cerrados (lo que implica que las ventanas de negocios, oficinas y colectivos deben permanecer abiertas mientras haya gente adentro y que en algunos casos se sugiere utilizar filtros adicionalmente)”.

También es importante que “en ambientes cerrados haya la menor cantidad de personas posible durante el menor tiempo posible y trasladar las actividades, dentro de lo posible y sin olvidar el distanciamiento y la mascarilla, al aire libre”.

Finalmente, esta semana, un grupo de científicos y médicos publicaron una carta en la revista Science en la que sostuvieron que existe una “abrumadora evidencia de que la inhalación del coronavirus representa una ruta de transmisión importante para la Covid-19”.

Télam.

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